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Talentos Deportivos

La captación de un talento deportivo es una de las tareas más difíciles y comprometidas del entrenamiento infantil, es además fundamental para el futuro de muchos deportes.

Si bien la actividad deportiva se inicia en los niños y niñas a través del juego desde edades muy tempranas, el comienzo del entrenamiento sistemático, organizado obedeciendo a una programación y objetivos concretos, es el primer problema que se plantean médicos, padres y entrenadores.

Es un tema comprometido y polémico, porque el deportista debe ser captado a edad temprana y su captación, formación y posterior especialización, choca muchas veces con la prudencia que debe regir todas las acciones de quién está madurando y con las teorías y necesidades educativas.

Hay autores y organismos que incluso, llegan hasta la petición a organismos internacionales de regular el deporte de los niños (Drinkwater, 1991, Parlamento Europeo en 1996).

El tiempo de aprendizaje es un factor tan importante que se convirtió en un paradigma de investigación en educación física. El representante más conocido en nuestro país es Pieron, quien denomina “tiempo de compromiso motor” al que cada alumno o se mueve en una sesión de educación física. Es evidente que si el niño no realiza actividad física no aprende, por tanto es muy importante aumentar este tiempo en cada clase.

Según Sánchez Bañuelos, las edades comprendidas en las enseñanzas medias constituyen una etapa crucial en su formación deportiva, que por tanto debe ser conducida con mucha precisión, atención y cuidado. Para el chico o chica excepcional que reúna esas características, el departamento de educación física y deportes de su centro escolar debe saber ofrecerle orientación pedagógica, para que pueda dar salida a su potencial deportivo. En la mayoría de las disciplinas deportivas los medios que ofrecen los centros escolares son insuficientes para la formación del campeón, por lo que estos potenciales deportistas deben ser encaminados hacia las instancias encargadas de estos fines y con medios suficientes para ello.

Desde el punto de vista del entrenamiento y salvando las cuestiones educativas o morales, es clara la necesidad de que los niños se vayan introduciendo en el deporte a determinadas edades, pues posteriormente es mucho más difícil el aprendizaje y resulta obligado para los clubes, federaciones y entrenadores realizar campañas de búsqueda de valores como una garantía de futuro.

No todos los niños y niñas asimilan las técnicas deportivas con la misma rapidez, mejoran sus capacidades físicas de la misma forma y por supuesto están capacitados para obtener los mismos resultados y marcas deportivas en la competición. Se dice de personas con talento, aquellas que por su captación de asimilación y rendimiento destacan en una especialidad deportiva determinada.
El entrenamiento de los jóvenes deportistas como proyecto de futuro, debe atenerse a una serie de pautas que ayuden a su formación, alejándose de tentaciones de obtención de resultados prematuros que sólo llevan al fracaso en medio plazo. “El joven deportista no es un adulto en versión bolsillo” al que se le puede aplicar el mismo trabajo que el deportista adulto.

¿Por qué desaparecen estos deportistas jóvenes?

Pregunta Muy difícil de responder ya que las causas pueden ser numerosas. No obstante hay una serie de ellas que conciernen al entrenamiento y la competición y por consiguiente al entrenador. Trataré de resaltar algunas de las más frecuentes e importantes:

  • Sobreentrenamiento.
  • Estrés.
  • Falta de motivación.
  • Falta de mentalidad de sacrificio.
  • Presión competitiva desproporcionada.
  • Expectativas de éxito.
  • Carga social.
  • Carga deportiva.
  • Cambios: de residencia, de estudios, amistades.
  • Falta de apoyo.

Los niños y niñas tienen la necesidad de poder desarrollarse de forma armónica en todos los aspectos. Para ello deben cumplir con la “obligación” de jugar y divertirse. Desde que amanece está realizando obligaciones: levantarse, ir al colegio, volver para comer, ir de nuevo al colegio, volver a casa, realizar tareas, entrenar… Desde el punto en que en estas edades el entrenamiento continúe siendo una obligación y un deber más, llegará un momento en el que se haga insoportable y llegarán otros intereses que cubran su ocio en sustitución del entrenamiento diario.

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